viernes, 6 de agosto de 2021

Extrañas lecturas.


La cabeza chica, las arrugas en el  entrecejo, las entradas en su frente, aquella delgadez, los lentes de negros marcos y  ese humo ceniciento que dejaba los cigarrillos de mi padre.

 

Tal vez por su silencio o por  el mío ante tales circunstancias yo trataba de leer aquellas señales vaporosas que había detrás de sus formas caprichosas, más el humo ingrávido  se afanaba en ser un papel en blanco, un relato suspendido en el  espacio, la abstracta pintura con sus negros y blancos entremezclados.

 

Hoy acepto el humo elegido de sus días, la imposibilidad de resolver su laberinto, diferencio sus luces y apagones y dejo en una pequeña botellita de cenizas la muerte  de aquellos dolores, me quedo con  un cuento de ternura, los recuerdos claros de los trabajos, y este viento que ha dejado limpio mi horizonte.

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