martes, 10 de agosto de 2010

contemplación

un amigo ha cambiado monedas de rabia
por otras nuevas de coraje y de templanza

sin que se lo pidieran puso en la alcancía de sus días
estas nuevas preseas recién conquistadas

imagino que enfrentó ventanas y puertas invisibles
que hasta el presente estaban cerradas

el primer día solo abrió escasos centímetros
con un chirriar de goznes oxidados y palancas arrumbadas

con los hábitos de un buen obsesivo
le puso aceite a las bisagras

pensando que tal vez mañana otra vez lo intentara
limpió el polvo y las telas de arañas

los vidrios no dejaban ver su otra cara
y sólo en espejo él se reflejaba

las tardes resultaron curativas y largas
se leía a sí mismo después de atravesar las ventanas

y cuando por la puerta pasaba
escribía palabras nuevas y extrañas

sabiendo que cada sombra tiene su propia alma
desconozco sus íntimas charlas

a pesar de sus radicales palabras
un gesto de sosiego le animaba

y hasta lo veo flexible y laxo
en las mañanas



Extranjero

hay un exilio no elegido,
involuntario,
que deviene de alejarse
de las charlas del fútbol,
de liturgias y verdades celestiales,
consecuencias de alejarse
de algunos programas de radio
y de ciertas imágenes de espectáculo,
quizás de optar por la poesía,
de cierta literatura
y de otros idearios


hay que aceptar la incomodidad
de vivir en minoría,
ese insomnio fugaz de los desvelos,
los desencantos de alguna expectativa,
aceptar la tensión entre lo poético y lo prosaico
mientras un hemisferio duerme
y el otro amanece más temprano,
cuando el inconsciente da respuestas
cuando creo que descanso,
el exilio de alejarse de lo común y lo forzado,
mientras aumenta el respeto y tengo menos aplausos

este país extraño
es el fluir de los años,
el cansancio del buen samaritano,
no decirle “sí” a todos los colectivos
que te llevan a otro lado,
el abandono de cambiar al mundo
y hacer méritos para un trabajo,
de creer en nuestros valores
y volver a cambiar algo,
a conocer el nuevo continente,
este río largo palmo a palmo

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