miércoles, 31 de marzo de 2010

Tramite jubilatorio

A las seis de la tarde,
a las seis en punto de esa tarde,
los ingresantes salían del propedéutico,
en caminos a contra flecha
se enfrentan: dos páginas en blanco,
una que empezaba
y otra nueva
con treinta y seis hojas previas,
yo miraba aquellas experiencias puras,
los conocimientos nuevos:
amores, desvelos, movimientos,
los placeres y dolores de la piel,
las coetáneas con-vivencias
en este contemporáneo momento,
edad de ídolos, de sueños o hastíos,
nada es reposo, ni ellos ni yo
sólo las formas son distintas,
observo los cuerpos
sus desbordantes palabras,
los sentidos que asoman al mundo,
se me ocurre hablarles en silencio
como un jubilado maestro:
suspendan y confronten las creencias,
interpelen la enseñanza
y más aún lo que más tarde aprendan,
lo primero no siempre se sostiene,
después es necesario volver a aprender,
perciban las sensaciones más profundas
la aceptación y el rechazo,
las grises confusiones, los empates,
la duda siempre es razonable,
es necesaria cierta anarquía algún día,
una herejía silenciosa
asumir el riesgo y la inquietud
¿seguidores o creadores?
esa es la cuestión,
renunciar alguna vez
a las seguridades.

Un antiguo alumno hace una reverencia
por los saberes compartidos,
otro me saluda con parecido respeto,
alguien me habla de aquel temperamento
en secretaría me tratan con delicada atención,
una compañera se alegra por mis tránsitos,
tres colegas me ven muy bien,
y yo me siento satisfecho
con mis nuevos viejos años. 30.03.10
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A veces.

A veces el agua se mece tranquila
y vemos el paraíso de los peces
fluir en el paisaje

A veces los planetas
se alinean
y los patos caminan en fila

A veces las galletitas
con manteca
caen boca arriba

A veces
nada se opone
y tenemos muy buen día

A veces
la vida te regala frutillas
y uno se sienta en sus banquetes

A veces
esto es el logro
de los fracasos enmendados

A veces
aquellos dolores madurados
devienen en poesía

A veces
podemos esculpir el tiempo
a nuestras formas elegidas

A veces
pintamos con los colores disponibles
o cantamos en lo posible nuestras premisas



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Los ríos de Saer.

“ ¿O les vas a dar la razón a los que quieren convencerte que sos un ente, un títere que sirve solamente para laburar y consumir?
Patricia Theuler.



Le canto a lo temporal de sus aguas
a la presencia permanente
en la vida de sus mortales,
al secreto de sus voces de vidas silenciosas,
testigos amigos y confidentes,
de inmigrantes de otros ojos en sus costas,
de nativos de tiempos y presencias,
de herederos de nuevas obras,
a las mujeres y hombres
que le preguntan, gozan y lloran:
en sus márgenes, en sus ollas,
en los remolinos de sus historias.
Le canto a esos ríos, entre otros,
-uno caudaloso que camina -
que enseña a soñar otras vidas,
que nos impulsa a cruzar contra corriente
y nos llena de paisajes
los que tienen el valor de llegar
a la otra orilla.

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