martes, 22 de abril de 2025

Aquella humanidad.

 


La naturaleza humana orienta sus valores de acuerdo a la cultura, sería interesante preguntarnos ¿Qué somos? y también ¿qué nos pasa aquí y ahora? Interrogantes que no podría responder sólo un oráculo, respuestas que tenemos que encontrar nosotros mismos.

Somos frágiles y vulnerables, no nos está dado la perfección ni la excelencia aunque abusemos de estos términos, sabemos e ignoramos motivo por el cual seguimos aprendiendo después de chocar varias veces con las mismas piedras. Hablamos de control a sabiendas de que controlamos muy pocas cosas.

Entre muchas quimeras creemos que seremos eternos (evasión de nuestro miedo mortal), que alguna vez la medicina curará todas las enfermedades, que con la bicicleta financiera, si alguno puede entrar en esa lotería, llegaremos al paraíso conociendo con nuestra precaria erudición  que en este mundo no hay paraíso. Crédulos e ingenuos afirmamos que la inteligencia artificial solucionará todos nuestros problemas, que podemos dejarle a ella todos los trabajos y todos nuestros esfuerzos. Y entre tantas cosas algunos creen que su creencia es mejor que las que otros tienen.

Prefiero construir nuestra novela de vida desde la fragilidad de la existencia, de encontrarle sentido a este tiempo a pesar de la precariedad de los instantes, desde esas chispas efímeras  construir las relaciones para que funcionen, tal vez con mucha charla y trabajo, de respetar la palabra aunque no esté asegurada contra todo riesgo, de salir  a la calle a pesar de los robos y los accidentes, de confiar en la sabiduría de un sueño con esas formas caprichosas que desaparecen  con la neblina de las mañanas. A veces los momentos, los buenos, los malos y los intermedios son como el humo inaprensible que se escapa de nuestras manos. Prefiero orientar todos mis quehaceres desde ese breve instante que a veces se diluye en el aire.

 

 

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