“…No
me pesa lo vivido
Me mata la estupidez
De enterrar un fin de siglo
Distinto del que soñé…”
Yo también
nací en el 53
Canción de
Ana Belén y Víctor Manuel
“…Siglo veinte, cambalache,
problemático y febril
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil
Dale nomás, dale que va…”
Cambalache. Enrique Santos
Discépolo.
Se han muerto los
relatos aquellos que ya no se sostienen y los nuevos no existen o son peores. Por
todos lados hay “monos con revólveres”
aunque los monos a veces son más inteligentes, los hay en distintos
puntos cardinales ya es una problemática global.
El horizonte está
nublado, cargado de neblinas y con escasa visibilidad, el verso de las crisis
cambio por el del caos. Es difícil mirar lejos, mirar ancho, hacer planes,
establecer un propósito, un proyecto a corto plazo, sólo existe un aquí y a un
ahora que tiene apariencias de ser una eterna pintura de nuestro paisaje.
Se han desgastado
algunas palabras: democracia, diálogo, convivencia, justicia, libertad,
llegamos a escucharlas con indiferencia ante quienes las pronuncian sin
practicarlas, las escuchamos como si fueran un sonido hueco, un ruido molesto que no nos dice nada (“A
fuerza de repetirlas, las palabras van perdiendo poco a poco su significado…”Agota
Kristof). Abunda el grito más que el silencio, las armonías pierden
abrumadoramente ante las disonancias.
Las guerras son un clásico, eso no ha cambiado.
¿Qué hacer ante
tanta desorientación? Le pregunto al
oráculo y el me responde “nadie viaja hasta el fin del fenómeno”…”regresar al
punto de partida a fin de comenzar de nuevo”…”Hay un momento para todo, también
para volverse atrás, pero el instante es único como el regreso “ (I Ching ).