Si nos viéramos en la desnudez completa
en aquella imperfecta humanidad
en la mirada de nuestro sentir y pensar
olvidados de la estética de los ojos
y de los moldes físicos de la época
si nos viéramos así desnudos
sin atribuirles poderes al yo
si jugáramos a ese juego de verdad
sólo por jugar sólo por estar siendo
dejando la conocida balanza
con las pesas de las comparaciones
no mezclaríamos riquezas ni pobrezas
con las historias de los otros
el talento y el deseo de cada uno
sería tan grande al igual que el más grande
y todo, absolutamente todo, sería un placer enorme
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