Santa
Fe, última semana de 2020 y algunos días del mes de enero de 2021 en Rosario.
“Supongo que es imposible entrar
en la soledad de otro. Sólo podemos conocer un poco a otro ser humano, si es
que esto es posible, en la medida en que él se quiera dar a conocer. Un hombre
dirá: “tengo frío”, o temblará y de cualquiera de las dos formas sabremos que
tiene frío. Pero ¿qué pasa con el hombre que ni dice nada ni tiembla? Cuando
alguien es inescrutable, cuando es hermético y evasivo, uno no puede hacer otra
cosa que observar; pero de ahí a sacar algo en limpio de lo que observa hay un
gran trecho” Paul Auster. La invención
de la soledad.
Uno esculpe la memoria y el olvido con los materiales que
tiene disponible. El tiempo modela los personales instantes y se hace lo que se puede con lo que se tiene, de
tal suerte que aquella escultura es una construcción permanente.
Aquí y ahora, me dejo llevar por ese hilo invisible que tracciona, como
el cauce de un río que en este instante me transporta.
Yo quería conocer las razones de aquellos malestares, el por
qué y el para qué de algunos mensajes manifiestos en mi salud, el primer
hallazgo fue que las razones eran los sentires. En el último año con ciertas
molestias físicas percibía una especie de cansancio que incidía en la energía
de mis emociones.
Encontré deshechos, reliquias, hallazgos y un rompecabezas
de piezas aún inconexas, pistas que necesitaban ser investigarlas.
Lo encontré en los suburbios
de mi mente. Graciela “R” me había dado unas pistas por dónde buscarlo;
lo cierto es que yo había dejado de iluminar los escondites de los barrios de la periferia.
Estaba cerca de la laguna de los olvidos dónde los papeles
escritos se vuelven blancos, dónde un cartel nos recuerda los riesgos de la
desmemoria, mientras otro, su antónimo, nos advierte del sufrimiento de “Funes
el memorioso”.
-Estoy enojado con vos- fue mi saludo inaugural-
-Mierda es la palabra que me aparece en estos casos, me
cuesta escribirla pero no decirla; mierda con tu mierda, me cansé con esa
mierda que invadía todos los espacios, además de haber sido un reverendo
pelotudo hubo momentos en que no podías hacer más cagadas, yo en esas
circunstancias terminé siendo tu padre y no
a tu imagen y semejanza, porque eso era lo que temía, te borré, te
traspasé, te transcendí, corte de un golpe ese nudo gordiano, renuncié a mi
fidelidad al clan y hoy ya no me banco los costos de aquellas repetidas batallas-
-Estoy enojado con tu adicción de jugador, me cuesta
conjugar los verbos porque es un pasado
presente. Estoy enojado con ese juego
peligroso de perderlo todo en un momento, incluso los sueños compartidos. No
comprendo tanta estupidez, tanto dolor innecesario, tanta inteligencia
malgastada-
Nos miramos profundamente como dos hombres que conocen su
presente y su pasado, los dos habíamos alcanzado la vejez con la curiosidad de
un destiempo que ahora nos emparentaba, tal vez porque los muertos se detienen
en sus años y uno los termina alcanzando, al fin
nos podíamos enfrentar al diálogo incómodo y sanador de la verdad.
-Ya no tienes cuerpo, tu muerte son esos huesos que yo creía
olvidados, pero estás en mi cabeza con esas sombras de palabras inconclusas, yo
necesito curarlas y vos tal vez necesites estar libre de esa prisión en la que
te he confinado, siempre he odiado los candados oxidados.
Me escuchó en silencio, como asintiendo, vencido – Yo no
supe o no puede superar mis impedimentos, también tuve mi propia novela
familiar y no pude salir de aquellos laberintos. Me siento avergonzado, lo
siento por todo el sufrimiento que te he causado, no tengo palabras para
justificar mis errores-
-Lamento haber estado ausente, silencioso, solitario, no
haber encontrado los momentos de charlas, de las cosas que te pasaban y
sentías-
Heme aquí con esta ira, producto de mis frustradas
ilusiones, ya es hora de dejarla porque termino estando enojado de mis enojos,
tal vez sea necesario recordar lo que merece recordarse y olvidar lo que amerita olvidarse, tarea
poco sencilla porque no es voluntaria. El camino más realista es aceptar que el
recuerdo y el olvido vienen mezclados y en aquella argamasa están los dulces y
los amargos-
- Tal vez esté haciendo un collage de tu figura, tal vez
pueda mirar otros ángulos, ampliar el cuadro, reencontrarme con el cuento que
me contaste, ser compinche en los trabajos, los recreos en los obrajes con
sartén de huevos, panes y ajos, aprender el oficio de conducir aquel camión
desvencijado, las aventuras de los viajes, compartir los sudores para ganarse
el mango, aprender a separar el bronce, el cobre, el hierro y el estaño, los
arreglos con alambres, hacer la casa limpiando los ladrillos usados…
-Siento pena por algunas cosas de tu historia, pero no es mi historia, tus
zapatos no son mis zapatos.
Exorcizo tu fantasma, me hubiese gustado haberlo hecho mucho
antes …
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