El ego es un personaje
orgulloso, esculpe su figura en los mármoles, graba sus propias tablas, se
tatúa el pecho con señales, frecuentemente con la ciega fidelidad de sus
clanes, sujeto o sujetado de las buenas y de las otras dudosas herencias de su
numerosa aldea.
A veces en las tertulias
con la conciencia, territorio más amplio de aquel plano, algunas/os se dan
cuenta que los dados no siempre están cargados y que la suerte no cambian el
balance de lo sembrado, que cada uno lleva su propio peso y el cuerpo no carga
o a veces se descarga de los pesados pasados de los muertos.
También el ego para
dominarnos , elige un ancestral sufrimiento, lo aloja en su laberinto y demora años en dejarlo suelto.
Así hemos aprendido lo bueno, lo malo y lo
intermedio, siempre bien mezclados estos condimentos, decisiones de uno y del
tiempo.
Por momentos la caligrafía
de los egos nos es familiar; hay instantes en que la escritura –en mi caso- se
deja llevar y a ahí su forma se olvida de vigilar, es cuando juega a ser más
pequeño y menos formal.
Como hijo único, el ego,
vive cierta soledad, desde el umbral de su casa, necesita moverse, un tiempo
libre, salir a caminar, necesita con alguien conversar; si ello no ocurre se
torna temático, obsesivo, jactancioso… repite palabras y emociones, canta su única
canción sin matices ni expresiones.
Lo Imagino habitando un
paisaje dilatado, con predominio de los planos, olores habituales, colores
extremos, una voz monocorde y un eco de sus
tradicionales frases.
Se altera sobremanera
cuando uno (?) cambia algo de lugar, los sellos deben estar donde deben estar,
cada objeto debe estar en su lugar.
En sus crisis de control
tiene necesidad de cierta humanidad,
esta verdad no lo hace más feliz, el miedo a ser flexible lo aleja del contacto
social, pero ahí va con sus ciclotimias,
por momentos conservador por momentos radical.
Al ego hay que tratarlo
con respeto, con la empatía de verlo ni tan cerca ni tan lejos. Es necesario
escribirle y leerle cuentos, ¿quién le escribe? y ¿quién le lee? es otro cuento.
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