I.
Temporalidades
El presente en su eternidad
no tenía puntos ni comas
su fluir era un continuum
la naturaleza de su ser
afortunadamente ningún humano
era como él, eterno e inmortal
para ellos el tiempo duraba
lo que tenía que durar
aquella deidad solo tenía de testigos
millones de laboriosos escribas
encuadernadas escrituras de escrituras
libros de sus arenas, el universo de los instantes
ni juez, ni abogado defensor, ni fiscal
su invisible presencia era imparcial
en la arqueología de su ética o de su moral
su única misión era sostener y perdurar
el péndulo quieto o en actividad
seguía estando en su lugar
en ese hacer o en ese no hacer
estaba la certeza de estar
yo igual que otros escribas
tengo un lápiz y un blanco papel
y en el movimiento de este devenir
sólo de chispas puedo contar
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