Bien dicen que entre aprendices y enseñantes el que
más aprende es el que enseña…
Puedo ver y verme en esta montaña que escalo, me
detengo un tiempo para tomar agua y observar lo andado ¿Qué aprendimos de aquel
tiempo y de aquellos territorios de
asombros transitados?...
A través de la vivencia comprendí que el cuerpo
también es un maestro, que su narrativa es el movimiento y que sus traducciones
son lentas y de inteligentes momentos de
silencios. De aquellas historias el
cuerpo revive en sus recreos, soy dócil a la ciencia de sus secretos…
Aquellos ejercicios me llevaron a un salto de
conciencia, esas oportunidades que me permitieron sentir, describir lo que
pasaba y darme cuenta de mi mundo
interno…
Tengo confianza en los propios lugares que gobierno,
en mi área de incumbencias dónde puedo decir, pensar y hacer, a veces toco el
cielo cuando alineo aquellos verbos de mis pequeños universos, ya no me inquieta el
tiempo, no controlo al otro y apuesto a los proyectos compartidos a esos colectivos horizontes…
Valoro los avances emocionales, la osadía que
permite tolerar la incertidumbre, tener una estrategia de esperanza, ganar con
firmeza tiempo y espacio más que
ostentosos resultados, confiar en el proceso, en los pequeños y sostenidos
cambios. Hacer aquí y ahora lo que puedo, lo posible y necesario, algo que sume
aunque sea diminuto y aparentemente precario…
Desde entonces practico la poesía con extrañas
convicciones, conozco otras vidas, otros paisajes, otras ciudades, otros modos,
juego en los renglones y en esa magia multiplico mis visiones, me germinan
desconocidas emociones…
Me peleo con mis miedos, a veces gano, a veces
pierdo, el avance es que ahora los enfrento…
Ya soy un militante de la palabra, participo de
aquella circularidad de tonos y matices, del respeto a sus formas y sus modos,
las reglas que hacemos entre todos…
Me esfuerzo por pensar, y viajo por todas sus galaxias, justifico, doy
razones, argumento, comparo, diferencio,
analizo…leo, escribo…también sufro sus dolores, el cansancio y las tensiones,
asumo los conflictos y las difíciles elecciones…
Resisto con inteligencia las violencias e incoherencias,
las injusticias de los variados sistemas, resisto con las banderas de la
crítica y los golpes repetidos de las insistencias…
Ya no tengo aprendizajes de segunda mano, los míos
ya son propios y elegidos, interpelo mis premisas, las reviso y reorganizo
cuando ellas no pueden sostener mis pensamientos, trabajo arduo,
incompleto y perpetuo indagar las creencias y los sueños…