“El
Zeidito Aníbal comía arenques en los desayunos,
esos
son los olores y sabores de mi infancia.”
Graciela
Al pasar por el mercado
brillan los colores de cada
negocio,
se huele el pan caliente
las constantes horneadas,
se mezcla el perfume de las
especias,
las cocinas de los bares,
las variedades de los pescados,
me tocan, me empujan, me pisan,
se escuchan los gritos de los
comerciantes,
mercaderías, ofertas, regateos,
se pesa, se mide, se calcula,
pruebo frutas deshidratadas,
mandarinas de mi niñez
aquellos cítricos de Arminda,
abruman los sentidos
vuelvo al silencio inteligente
vuelvo a degustar los momentos
por Jaffo, por Ben Yehuda
en una Jerusalén más calma
cuando el viernes descansa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario