Invoco a los guardianes del buen dormir
homeopáticos alopáticos y naturales,
a todas mis terapias pasadas y presentes,
a la claridad –cuando acontece-
del
sentirdecirhablarpensar de un
solo verbo,
al praná de una respiración serena,
al silencio de aquellos ruidos de la mañana.
Me entrego a los laberintos de mi mente,
espero y deseo que se abran sus puertas,
que pueda andar por los caminos inexplorados
en los límites de mi corteza,
entender al otro yo que despierta
cuando me duerma –a ese que sabe lo que
ignoro-
Que el oráculo mayor encuentre las metáforas
de los lejanos horizontes,
que sepa – a riesgo de algunas caídas-
señalarme el auténtico norte,
en el lenguaje de su teatro
con el idioma de sus personajes.
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