Una lluvia nos germina
nos moja la esperanza,
-no sé qué será de esa semilla-
el agua fina -que me anega de alegría-
él o ella a
cada cual
les dará una caricia,
las novelas serán
de cada uno que la escriba
nos crece otro afán
otra historia, otra palabra
él o ella que nos mira,
una piel que nos abraza
sin tamaño ni medida,
el cuerpo renovado,
el tiempo que germina,
el riego, la llovizna que nos mima
¿qué deseos le imprime
el tatuaje de mis ansias?
¿los ojos que sueñan?
¿su mirada amplia?
no hay más filiación
-por estos lados-
los pactos de esta compañía
la ternura que nos anima
entre los abundantes ocres
de este incipiente otoño
nos crece un brote,
de allí cada cuál será el propietario
de sus nombres y de sus verbos,
de sus fuegos y momentos,
de los alimentos y sabores
que
ponga en el caldero
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