elevarnos -algunas veces-
por encima
de los árboles,
nos permite
ver
los
fragmentos
de aquellas
inmensidades,
recuperar el
brillo
del primer
sueño,
la cómplice
sonrisa
de otro
lenguaje,
la distancia
entre
lo que soy
y lo que
puedo ser,
después del
viaje
algo cambia
en nuestras caras,
otro
horizonte
otro viaje
otro color
en nuestros ojos calmos
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