martes, 19 de marzo de 2013

Propiocepción (III)



                                               A Gra.

yo no sé por qué razón
tu mirada se juntó con mi palabra

-nosotros- de planetas distintos
nos juntamos en el otro vecindario

desde allí acordamos el lenguaje
de ponerle nombre a nuestras cosas

desde entonces yo veo colores en tu mirada
y mi palabra tiene otros sabores

sábado, 16 de marzo de 2013

Propiocepción.




Quizás porque mi padre vendía metales viejos,
miscelánea de su compraventa.

Quizás por encontrar un por qué a mis incertidumbres
-que finalmente me trataron  muy bien-

Quizás por recuperar alguna cosa
de esos rezagos de aquellas  guerras.

Quizás para pescar algún olvido
de sus primeras ternuras.

Quizás por esos pocos instantes –irrepetibles-
las  pequeñas cucharitas que endulzan los sabores agrios.

Quizás porque las mezcolanzas de la vida –por cuenta propia-
hace sus propios arreglos a espaldas de nuestros deseos.

Quizás por haber encontrado  el antídoto del miedo
en el asombro temprano de mis juegos.

Quizás porque tú me enseñabas a separar en montañitas de niño
el plomo, el bronce, el cobre y toda la aleación de sus amigos longevos.

Quizás porque vos estabas cerca en aquellos tiempos – y yo también-
antes que se torcieran los senderos

Quizás por ello –para emular tus cuentos-
martillaba las rueditas de plomo de aquel trencito de los reyes de enero.

Quizás porque allí – hasta esos momentos-
podías dar cuenta de tus afectos

Quizás por ello –hoy- hago esculturas con deshechos
con mecánicas cansadas de los corralones viejos.

Quizás por ello, de los residuos, de las últimas  virutas
mi almacén de niño me rescata de los inviernos

Quizás por ello, las formas me encuentran
cuando mis letras se pierden en el agujero negro del universo.