Se entremezclan,
se apiñan, se arraciman
se juntan en una conferencia
se unen,
se amalgaman, se aglomeran,
abandonan la prudencia
gesticulan
se hacen señas, se contradicen
entre la sumisión y rebeldía
juegan,
saltan, se diferencian,
se acuerdan y se olvidan
sienten sabores y manos frías,
la sangre que fluye y bombea,
los aumentos y pérdidas de energía
alternan los colores de sus caras,
la forma de sus labios,
los ojos brillantes, dormidos o chispeantes
se asombran de su mejunje,
de los techos y los umbrales,
de abandonos e intercambios
naipes que se rozan
intercalan y se tocan, haciendo escaleras
con nuevas tolerancias y viejas intransigencias
se amontonan: las oscuras,
las puras e intermedias,
y el dilema de la inconclusas
conviven en un conventillo,
nativas y extranjeras,
rurales y urbanas
en esa mezcolanza,
la murga de los claroscuros,
el carnaval de sus máscaras
se agrupan, se amontonan, se almacenan,
se perciben, se leen, se escriben
se superponen y se apilan en mil hojas
domingo, 13 de marzo de 2011
domingo, 6 de marzo de 2011
Homo ludens.
El niño juega con una serenidad perfectaJohan Huizinga.
Algunos hombres andaban por los sesenta,
- uno - entre ellos
ya no podía empezar un truco con un dos,
ni sostener la mentira del envido ,
-de pronto- decidió cambiar las cartas,
de toda su baraja no se quedo con ningún naipe conocido,
libre al asombro, a una suerte de aventura:
sintió jugar con todo -igual a un renovado niño-
quiso inventar otro juego
y dar de nuevo.
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