“Sé impecable con tus palabras.”
Sabiduría Tolteca.
el acuerdo de los acuerdos
convenir los signos del primer entendimiento,
¿Qué decimos con lo que decimos?
¿Quién habla o escribe aquí y ahora?
ser impecable impone
decir con menos y menos, más y más
no saturar, no repetir, no cansar, no desgastar, no abusar
y a su vez: sostener, amar, cuidar, confiar, conocer
el renglón es una recta de dos vías
a todo norte un sur a todo oeste un este
un destino el eros
el otro el tanato
aprendiz
calígrafo
ensayista
y al fin un hombre de voz propia
ella: equilibrista,
navegante,
viajera y no turista,
una mujer con su donaire
ella: la conciencia
la cara o cruz que libera o esclaviza
la que sana o enferma
la de las pasiones que alimenta
diez nombres
cien ideas
mil sentidos
y ese eterno deambular por sus laberintos
¿cuál es esa llave maestra?
compañera silente de los días grises
girasol de los verdes campos
los turquesas que nos vistes.
Otra vez la palabra (II).
me sedujo en la adolescencia
cuando ella se paseaba en la biblioteca
a siete cuadras de mi casa
en la diáspora de la república de la sexta
en “la Vigil” me esperaba
yo me enamoraba de sus olores nuevos
de ese perfume que dejaba
el contacto con su cuerpo
me sonrojaba sobre sus lisos cuadernos
le miraba sus lomos
le abría sus blancas faldas
le señalaba el final de sus cuentos
el tiempo transcurría eterno
jugaba al ajedrez en los recreos
a veces la llevaba a escondidas _ dos noches_
a mi cuarto pequeño
firmaba registros
sus variados nombres
-hospedaje transitorio
del íntimo encuentro-
sé que estoy irremediablemente perdido por ella
que esta pasión me acompañará
hasta el fin de mi existencia
me ha implantado esta búsqueda perpetua
en mis oníricas respuestas
de noche me despierta, ella conoce todos mis secretos,
también sé que me engaña con amantes diversos
la palabra –esa mujer- que perfumada me espera en los silencios
Otra vez la palabra (III).
me asombra su agilidad
ese saltar de página en página
el pasar debajo de los umbrales
me sorprende su habilidad
de estar en los lugares incómodos
de siempre proyectar sus sombras con antónimos
me produce cierta extrañeza la falsedad de sus sinónimos
el oxímoron, la paradoja, la metáfora
la máscara y su desnudez, las dos caras tragicómicas
¿Tiene tono ese conjunto de letras apiñadas?
¿hay una postura que cambia en sus veranos?
¿una expresión distinta según pasan los años?
sólo la he visto turbada
cuando este significante
se olvida de sus reglas dominantes
cuando dejo una huella de mi resonancia
cuando me olvido de sus acentos
y confundo la “g” por la “j”
sábado, 18 de septiembre de 2010
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