...
Oír
los pensamientos,
ver
lo que decimos
tocar
el cuerpo
de la idea... Octavio Paz
El mundo es un caleidoscopio
de caprichosos artesanos
las carencias
han incrementado esta abundancia
intercambio sinsabores y amores, en ningún lugar
esta escrito las subjetividades de lo que corresponde
en la cola de la espera
dejo en la mesa de entrada, mis salidas
los sudores:
en papeles apilados
aún no sé dónde germinan
las semillas de mis actos
dónde aquellos papeles en ausencia
son leídos con íntima presencia
a qué puerto llega
aquel barquito de papel
estás públicas emociones
que me dicta - hasta el momento - el corazón
me disciplino a los quehaceres
expongo los cuadros de los cambiantes humores
una trompeta triunfal u opaca me acompaña
haciendo lo que puedo - quiero - necesito
y amo
hasta los dolores
sábado, 27 de febrero de 2010
domingo, 21 de febrero de 2010
Consanguíneos
Él no tiene en su adn
los amores que ha elegido,
los laberintos de aquel corazón
no fueron transitados de antemano,
transpira su propio pensamiento,
no apela a la costumbre
ni a otras tradiciones,
sueña al fin un solo sueño
de tanta presencia y tiempo,
igual a otros – de idéntica condición-
con historias y herencias
y aquellas circunstancias
vive , se define y sostiene su horizonte.
los amores que ha elegido,
los laberintos de aquel corazón
no fueron transitados de antemano,
transpira su propio pensamiento,
no apela a la costumbre
ni a otras tradiciones,
sueña al fin un solo sueño
de tanta presencia y tiempo,
igual a otros – de idéntica condición-
con historias y herencias
y aquellas circunstancias
vive , se define y sostiene su horizonte.
sábado, 13 de febrero de 2010
Humanismo existencial.
“El sentimiento se construye con actos.”
“…la existencia precede a la esencia, …”
“…el hombre se elije…”
Jean Paul Sartre.
Recuerda lo que te construye…
oriento mi reposera como lo hace mi mujer en sus días de girasoles,
corto el tomate en daditos al estilo de mi hija,
me pongo el cinturón de seguridad con la parecida prolijidad de mi hijo,
preparo el mate copiando el ritual de mi yerno en las mañanas,
comparto los secretos de la pintura con mi nuera,
sigo la receta de los ñoquis de mi madre –juntar los afectos a través de las comidas-
reinvento con mis nietos los sustantivos y verbos de la niñez,
rescato la invención de cuentos infantiles
que salvo del olvido a mi padre,
los insomnios compartidos con mi abuelo
y esa protección de mis travesuras
- aquella calidez que nunca enfrió mi corazón-
el sabor de los pucheros de la abuela,
bendiciones, alquimias , remedios caseros y oráculos extraños,
he copiado los moldes de aquellos versos,
una pareja de amigos me enseña ejercicios de imprudencia,
sostengo con otros de letras: la creencia en la palabra,
están también, los que han sido,
con los socios de la salud indago:
chantajes emocionales propios y ajenos,
la constelación de cercanos afectos me enseñan el otro lado de las cosas,
llevo en pequeños actos cotidianos a todos ellos,
la letra propia de cada uno y la voz en off de todos aquellos,
territorios de relación y un amor carnal por las ideas,
yo los nombro en los silencios, en las frases hechas,
en algunos dichos populares que la costumbre de la familiaridad
los transformó en citas congeladas,
palabras esculpidas en las piedras del recuerdo,
petroglifos que a veces leo
estos son los objetos del alma que me invento.
“…la existencia precede a la esencia, …”
“…el hombre se elije…”
Jean Paul Sartre.
Recuerda lo que te construye…
oriento mi reposera como lo hace mi mujer en sus días de girasoles,
corto el tomate en daditos al estilo de mi hija,
me pongo el cinturón de seguridad con la parecida prolijidad de mi hijo,
preparo el mate copiando el ritual de mi yerno en las mañanas,
comparto los secretos de la pintura con mi nuera,
sigo la receta de los ñoquis de mi madre –juntar los afectos a través de las comidas-
reinvento con mis nietos los sustantivos y verbos de la niñez,
rescato la invención de cuentos infantiles
que salvo del olvido a mi padre,
los insomnios compartidos con mi abuelo
y esa protección de mis travesuras
- aquella calidez que nunca enfrió mi corazón-
el sabor de los pucheros de la abuela,
bendiciones, alquimias , remedios caseros y oráculos extraños,
he copiado los moldes de aquellos versos,
una pareja de amigos me enseña ejercicios de imprudencia,
sostengo con otros de letras: la creencia en la palabra,
están también, los que han sido,
con los socios de la salud indago:
chantajes emocionales propios y ajenos,
la constelación de cercanos afectos me enseñan el otro lado de las cosas,
llevo en pequeños actos cotidianos a todos ellos,
la letra propia de cada uno y la voz en off de todos aquellos,
territorios de relación y un amor carnal por las ideas,
yo los nombro en los silencios, en las frases hechas,
en algunos dichos populares que la costumbre de la familiaridad
los transformó en citas congeladas,
palabras esculpidas en las piedras del recuerdo,
petroglifos que a veces leo
estos son los objetos del alma que me invento.
jueves, 4 de febrero de 2010
Amigos invisibles.
Sigmund, Jean-Paul, algunos de nombre: Pablo, Marguerite, Alejandra, Griselda, entre otros. Son seres misteriosos, mucha gente los considera malpensados, espesos, oscuros y turbios; una población más amplia los ignora.
No tienen una moral de libro canónico, como prolíferos artistas indagan las sombras y aunque a veces hablan de la muerte: los considero profundamente vivaces, sus ideas son e inspiran movimiento.
No venden garantías, propagandas electorales, reglamentos ni hojas de ruta, tampoco tienen seguro contra todo riesgo.
Me invitan de tanto en tanto, a tomar un café en una biblioteca. Me reúno generalmente una vez por mes, a solas, cara a cara, con cada uno de ellos. Un renglón de sus palabras me alcanza por semanas.
Siento que los amo, valoro su minoría elegida, la hidalguía de su soledad, la belleza de sus gestos, aquellas producciones.
Mis afectos por todos ellos no surgieron de la nada, son la consecuencia de mirarlos, escucharlos y leerlos, y de esta afición por la ficción que me acompaña y los re-inventa.
Mis amigos visibles, en parte, dialogan indirectamente con ellos: en sus coincidencias, imprudencias o marcadas diferencias.
No tienen una moral de libro canónico, como prolíferos artistas indagan las sombras y aunque a veces hablan de la muerte: los considero profundamente vivaces, sus ideas son e inspiran movimiento.
No venden garantías, propagandas electorales, reglamentos ni hojas de ruta, tampoco tienen seguro contra todo riesgo.
Me invitan de tanto en tanto, a tomar un café en una biblioteca. Me reúno generalmente una vez por mes, a solas, cara a cara, con cada uno de ellos. Un renglón de sus palabras me alcanza por semanas.
Siento que los amo, valoro su minoría elegida, la hidalguía de su soledad, la belleza de sus gestos, aquellas producciones.
Mis afectos por todos ellos no surgieron de la nada, son la consecuencia de mirarlos, escucharlos y leerlos, y de esta afición por la ficción que me acompaña y los re-inventa.
Mis amigos visibles, en parte, dialogan indirectamente con ellos: en sus coincidencias, imprudencias o marcadas diferencias.
Diálogos con Sigmund.
“Hambre y amor” mantienen cohesionada la fábrica del mundo.
Johann Christoph Friedrich Schiller.
¿Qué fines y propósitos de vida expresan los hombres en
su propia conducta,; qué esperan de la vida, qué pretenden
alcanzar con ella?
Sigmund Freud , El malestar de la cultura.
Placer y realidad es la ley universal,
los dados de la suerte
de aciertos y errores que se igualan,
el fil pendular de esta balanza,
la siembra natural de estos jardines
y aquellos desiertos,
el ajedrez que todos juegan
con sus negras y sus blancas,
esta misma escritura es el refugio
de placeres y malestares,
la voz ausente
fotografiada en el renglón,
el asumido desamparo
de abandonar la eternidad,
de objetar algunos mandamientos,
no escapo a la desgracia inevitable,
conquisto fragmentos de placer,
el goce de la belleza,
cuando la cultura se distrae
y el provecho y la seguridad descansa.
Johann Christoph Friedrich Schiller.
¿Qué fines y propósitos de vida expresan los hombres en
su propia conducta,; qué esperan de la vida, qué pretenden
alcanzar con ella?
Sigmund Freud , El malestar de la cultura.
Placer y realidad es la ley universal,
los dados de la suerte
de aciertos y errores que se igualan,
el fil pendular de esta balanza,
la siembra natural de estos jardines
y aquellos desiertos,
el ajedrez que todos juegan
con sus negras y sus blancas,
esta misma escritura es el refugio
de placeres y malestares,
la voz ausente
fotografiada en el renglón,
el asumido desamparo
de abandonar la eternidad,
de objetar algunos mandamientos,
no escapo a la desgracia inevitable,
conquisto fragmentos de placer,
el goce de la belleza,
cuando la cultura se distrae
y el provecho y la seguridad descansa.
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