domingo, 30 de diciembre de 2018

Musas.



A.   Graciela.

No sé cuando llegan aquellas musas
que deambulan por las calles de mi mente
en aquellos barrios de luces  y apagones

en qué lugar se esconden
los susurros de sus bellas artes
las sedas y deseos que me llaman

yo las creo con la chispa de mis fuegos
en los relámpagos y el ruido de estos truenos
en la lluvia del verano en el desborde de mis ansias

yo no gobierno los momentos
la magia de los instantes
el libro de los cambios

una lira anuncia el preludio de las palabras
el encuentro tiene una alquimia de secretos
y nosotros en cada tiempo sus reflejos

mi letra persiste en amarte
en signos lenguajes y formas
en nuestras lunas crecientes y menguantes

tu eres la hoja y yo este lápiz
desnudo estoy en tu blancura
sombreando en tu piel mis garabatos





domingo, 23 de diciembre de 2018

Búsqueda.




busco en los oráculos
el secreto de mis sueños

las palabras impecables
que definan los ánimos que tengo

busco no hacer no agitarme
dejar que el agua aclare

encontrar el hilo
que junte los sentidos

busco no buscar
para encontrar lo que busco

tal vez el inconveniente
sea buscar

lunes, 17 de diciembre de 2018

Sinfonía



Hay una nota que vibra
cuando el silencio toca

una cuerda que sostiene
esta liviandad

de tanto en tanto
suspende el  tiempo

y en aquella mansedumbre
inspiramos y espiramos

la brisa suave
de otro mundo

todo nace y renace
en ese fugaz  instante




domingo, 16 de diciembre de 2018

Apuntes para reflexionar…




Sobre algunas críticas.

Cuando la crítica se torna fuerte, feroz, brutal  e impiadosa los caminos son oscuros y apocalípticos.
Cuando la crítica camina por la cornisa de los extremos el horizonte de la mirada y las acciones más cercanas nos conducen a una ruta de pocas opciones y escasas alternativas.
Cuando nos llevan al límite de aquellas encerronas,  hay que aceptar el desafío de  ser  creativo y ser osado…


La conciencia del inconsciente.

Quién elige indagar no puede volver atrás, aun cuando cojea no puede dejar de andar…


¿Dónde sentimos los años?

Yo no lo siento en el espíritu, palabra  difícil de definir para un agnóstico aunque creyente de la humanidad.
Tampoco lo siento en el aparato psíquico, ya que como el vino este con los años se percibe mejor.
Lo siento en el cuerpo, en esos huesos que protestan, en el aparato locomotor, en esos cansancios de escaleras, en renunciar a correr el colectivo…

Sujetos y subjetividades.

Los sujetos son parecidos con mínimas diferencias, la naturaleza respeta los moldes de su clase.
Las subjetividades en cambio tienen un comportamiento parecido al de  los átomos, sus partículas invisibles  van en múltiples direcciones y a diferentes velocidades, obedecen a la  incertidumbre, libres, caóticos y en permanentes cambios…


Sólo preguntas.

¿las ideas se construyen, se destruyen, se de-construyen , se cambian?
¿En el mundo de las ideas quién determina lo mutable y lo inmutable?
¿Quién escribe el libro de los cambios?
¿El ser en su devenir modifica la mirada del mundo?


miércoles, 5 de diciembre de 2018

Mudanzas. (cuento breve)




Aquellos dioses dejaron muchos interrogantes, en especial por algunos hechos que llamaron la atención, Zeus dejó de andar por las nubes,  Afrodita aceptó el paso de los años, Hera abandonó el cargo de primera dama,  Atenea…

En otras latitudes pasaron cosas similares, una especie de globalización de las divinidades, Tor se acogió a los beneficios de la jubilación y colgó su martillo. Odín dejó de pedir sacrificios (como todo político), actos todos ellos de una gran desmesura.

Después de siglos de investigación, la ciencia igualó a la creencia, fue entonces cuando el colegio de Ciencias del Mundo, publicó sus conjeturas:

Cuando las distancias eran inalcanzables, los dioses estaban cerca de la tierra. Cuando los hombres conquistaron las alturas, y algunas pocas verdades,  los habitantes del Olimpo, entre otros, se mudaron de sus palacios y fue entonces cuando los dioses, las mujeres y los hombres se hicieron cargo de su soledad existencial aunque fueran ellos y ellas  mortales o inmortales, reales o ficticios.


domingo, 2 de diciembre de 2018

Constelaciones III. (Final)




            “…Mi padre me miraba sin comprender, mi madre se entristecía, y   era    Ercilia la que no me decía nada, la que me dejaba hacer, sonriente. Mi madre se llamaba Felisa, y era callada, propensa al llanto y muy hermosa. Mi padre, Gaspar, era menudo, nervioso, dominante y gran trabajador. Firmaba Pedro Gaspare…”  José Pedroni

“¡Ah, insensato, que crees que yo no soy tu!”. Hugo.


Según relata  la novela familiar
mi fuerza venía de aquella biología,
antes de nacer algún oráculo me precedía
en algunos rasgos y características
moldes de una naturaleza  que yo desconocía
historias que el tiempo en su trama tejía,
de aquel mapa de mi ascendencia
con los interrogantes de toda biografía
renglones blancos de cualquier  escriba,
reza su muerte temprana – de neumonía-
después de una cinchada pueblerina
comerciante de una carnicería
“ La Marquellana” le decían…

Mi abuela de cabellos de plata
temerosa de las lluvias, me amaba
me lo hacía saber en  sus comidas
con montañas de milanesas  y  ricos pucheros ,
no le gustaba aparecer en las fotos
y curaba el mal de ojos con aceite y agua

Mi padre en el juego de sus tiempos
en esa infancia me salvaba del mundo
con el invento de sus cuentos,
en mi adolescencia perdía apostando mis ganancias
su inteligencia se perdía en el laberinto de sus tabas ,
aquellos pasos perdidos yo esperaba en las madrugadas,
y así se consumía su figura y mi esperanza,
en el galpón de su compraventa yo inventaba mis guerras
con camiones viejos que venían   de los  rezagos que compraba…

Mi madre ahorraba lo que mi padre gastaba
y él hasta sus miedos heredados, hipotecaba,
conservadora por necesidades o urgencias
le temía a la pobreza, era metódica y previsora,
a ella le debo sus  austeras riquezas,
aquellas sonrisas con  los mates de  tarde
con la bombilla que todavía guardo,
en sus quehaceres tejía mis pulloveres
mezclando viejas y nuevas lanas,
afable, seductora , hacía amigas
de habilidades prácticas,
sumisa, pasiva, a veces resignada
atrapada en la incertidumbre del por-venir,
sólo eso mis escritos protestaban,
yo le acompañaba en aquellos silencios
de  nuestras dos soledades,
la alquimia de su cocina era el refugio inventado
los ñoquis lo más elevado
a pesar de sus amarguras y llantos
los platos eran perfectos, los dulces y los salados

aquí estoy con las cartas que me han dado
y con otras que yo mismo he creado
de mis primeros pasos agradezco al fin lo dado
acepto los sentimientos mezclados
me quedo con los afectos de mi inventario
los amores cosechados , la ternura
de quienes me han enseñado
devuelvo al viento las cenizas de unos pocos engaños
y de aquello que no me pertenece ya  me he librado