sábado, 3 de septiembre de 2016

Caras, caricaturas y contracaras.



Imagine una mujer o un hombre, en estos tiempos, ella o él, o usted mismo, en una semana de su vida…
¿Con qué cara iniciaría el lunes? ¿Y los otros días de su breve calendario?...

El lunes cuando sale a la calle, cuando solo es  un recuerdo las pantuflas del domingo, cuando se tiene que ganar el peso, eufemismo de reales, guaraníes, dólares, liras turcas, euros, séquel  o vaya a saber que moneda que sin dejar de ser extraña tiene la característica común que se transpira para ganarla. Tal vez  se ponga ese rostro de guerrero que tiene en su armario, un casco, y la  ornamenta o armadura  (impermeable contra las balas) de  acero templado.

El martes quizás se transforme en ese payaso tragicómico muy propenso a padecer esos trastornos  bipolares, con un llanto y una risa entremezclados.

El miércoles puede llevar la máscara de la tristeza, ya que la semana se está tornando muy larga y aún falta mucho tiempo para el fin de semana y el descanso tan ansiado.

El jueves es ideal para ponerse la máscara de pinocho, para vender esa sonrisa social tan necesaria en los negocios que dan a la calle. Algunos vendedores de autos me han confesado que ese día toman pastillas para mentir sin descaro.

El viernes puede ser un día para el diablo, no siempre alcanza para vivir con las buenas intenciones, los gobiernos con oscuras habilidades  son muy  buenos   maestros  para  los dobles mensajes, de tal suerte de que si a veces  -usted-   piensa mal, es probable que lamentablemente tenga razón. Le pido perdón por el sarcasmo.

El sábado ya se ha ganado su descanso y esa sonrisa de hombre feliz –quizás la más sincera- denota que está muy relajado.

El domingo es posible que su cara se parezca a la de un santo bonachón,  en esos días uno promete ser mejor, tal vez porque la ambición descansa por un rato, en  ese mismo día hay un pronóstico favorable para que tenga un rostro de mujer u hombre asombrado, por las mismas razones antes expuestas, de a ratos en esa jornada, uno tiene mayores niveles de conciencia porque  esta sereno y sin  cansancios, no es extraño que mire el amanecer o una puesta de sol, y allí se detenga (inteligente) su atención.

Es sabio recordar, como dice Juan Manuel Serrat  en su cancionero “De vez en cuando la vida nos besa en la boca”, como también es cierto que en otros días el mundo nos resulta insoportable y nos muestra  un semblante desabrido y pesado.
La lista de aquellas  caras, caricaturas y contracaras , seguramente será más amplia. Pero mi querida/o  lector/a usted sabe que  la realidad siempre supera  a esta ficción…


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