sábado, 16 de mayo de 2015

La noche del caminante.



Los poemas que escribo
son la versión subjetiva
-de sí mismo-
qué dirán de mí
aquellos desconocidos
-esos otros “yo”- con sus  desvaríos.

Uno decide sus pasos
la historia que cuenta
el valor y el olvido de lo que ha sido
uno decide  los caminos
-quizás con los rodeos incluidos-
y hasta las cosechas de los propios cultivos,

Puedo hablar de cobardías y heroísmos
de los impuestos muros del laberinto,
más la vida impulsa al artesano
a usar las manos y el formón
lijando los ásperos rechazos
acariciando las lisas formas de la emoción

Tres brújulas imperfectas guían mi acción
la pasión el cerebro y el corazón
mezclados y no sé en qué proporción,
todo es una práctica sin ensayo y sin guión
todo pasa en el mientras tanto
en el fluir del buscador.

La moneda no alcanza
para sortear el destino,
la bondad necesita de algunos malos amigos,
a veces hay que tomar café
aquí y ahora conmigo
con el que fui, con el que espera en el porvenir

Habrá que interpretar los hechos
con la incertidumbre del error
asumir nuestra hermosa humanidad
con la osadía de avanzar en la intemperie
con una absoluta e ilimitada convicción


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