miércoles, 2 de enero de 2013

escribientes




…nosotros sabemos que él le ha puesto a cada palabra un silencio,
para que diga lo que no dice, para imaginar todo  lo indecible,
tenemos pruebas  que,  mientras transita por el mundo,
entre punto y punto tiene varias  historias (muchas de ficción);
que a sus espaldas,  aquella coma,  habla de su pasado,
que ha inventado letras para despistarnos en sus laberintos,
que hasta ha probado, sin suerte, vivir sin un nombre o con otro,
que ha negado sus poderes y estos al fin le han convencido,
que este buen señor, vecino y muy próximo,
es uno -de los pocos-  con cierto coraje y pasión
que conoce el repertorio -el abecedario de aquellas construcciones-
desde aquí vemos como crecen en el edificio de su ánimo,
el verde helecho entre sus  dos ladrillos de barro,
que en la ochava de la esquina está lleno de papeles,
y debajo de cada capa de pintura -en la piel de sus paredes-
guarda en hojas de caligrafía el calendario de sus felices días,
de sus buenos amores  y del entusiasmo de sus labores
y si levantamos  las baldosas del patio o sus balcones,
encontramos   los  dibujos  en perpetuas versiones - borradores,
hechos con espontáneos lápices de variados colores
donde deambulan los bichos de su angustia y otros miedos,
como le sucede a cualquiera en esta extraña costumbre de vivir
y a pesar de todo, de lluvias y días secos, aún de fríos y calores,
conserva el rito de jugar en los renglones, igual a  nosotros…

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