¿yo no sé cuánta energía liberan los temblores del alma?
¿si se mueve el tiempo o el espacio?
¿si  nuestro  microcosmos tiene aquellos puentes?
nunca pude medir el sismo de una emoción,
la magnitud del amor,
que terremoto me construye o me destruye
a veces un sueño me despierta,
a veces la levedad me eleva,
a veces el inconsciente me acaricia o me zamarrea 
sé que el viento se filtra en los umbrales de mi cuerpo
que su brisa me trae margaritas   de
amores y  cenizas  de desvelos,
que la misma nota – silbando por momentos- vibra al
unísono de los cerebros
que cambian las hojas de mis otoños
el jardín de los nuevos  helechos,
los muebles ajenos que 
ya no tienen dueño.