Hay mujeres y hombres grandes, dañada/os mentalmente,
fracturada/os emocionalmente, que adquieren poder, enfermos del control, algunos
políticos que hoy gobiernan parte del mundo con serios problemas mentales, que
ocultan oscuros deseos e intereses, seres humanos que llegan a la
insensibilidad social, que fomentan la injusticia, que apelan al insulto y no
tienen la valentía de escuchar “los perros que ladran en su sótano”. Deciden
por millones en sus mesas ovales. Entre la esquizofrenia con la incoherencia de sus dobles mensajes y
una bipolaridad que insulta por las mañanas,
alaba por la tarde y llora por la noche. Mientras que en aquella evidente
desnudez algunos exclaman “–Qué bien vestido está el rey-“.
El problema no son las enfermedades sino la negación a
tratarlas. Sin desentrañar los sueños y los miedos, la crueldad, la locura y la violencia se ocultan en los rincones de
aquellos palacios.
Los gobernados por otra parte sostienen algunos valores
nobles y votan por quienes practican lo contrario.