La lluvia de Junio es de ocres y amarillos
de grises húmedos aquellos fríos
en las ventanas mojadas
una mirada evanescente a la distancia
y yo escribiendo versos esfumados
en la neblina inaprensible…
La lluvia de Junio es de ocres y amarillos
de grises húmedos aquellos fríos
en las ventanas mojadas
una mirada evanescente a la distancia
y yo escribiendo versos esfumados
en la neblina inaprensible…
Yo esperaba los pasos de mi padre a la madrugada cuando el
silencio y la oscuridad eran absolutos. Perro guardián, que no sabía qué ni a
quién proteger, agudizaba los sentidos prestando atención a todos los sonidos
de la calle.
Mi madre tampoco dormía, tal vez porque ella no dormía yo
tampoco lo hacía.
(*) Título de un libro de Amèlie Nothomb.
Una voz en “off”:
-¿Qué le pedirías a tu madre hoy?-
-Liria, hazme tus ñoquis.-
-Liria, un pullover para este invierno.-
Otra voz en “off”:
-¿Qué le pedirías a tu padre hoy?-
-Américo, cuéntame un cuento.-
-Américo, enséñame a manejar tu camión.-
“Los
objetos son inertes y sólo tienen significado en función de la vida
que los emplea. Cuando esa vida
se termina, las cosas cambian,
aunque permanezcan
iguales. Están y no están allí, como fantasmas
tangibles,
condenados a sobrevivir en un mundo al que ya no
pertenecen…”
Paul Auster (La invención de la soledad).
Aquel sillón presidía su reinado
las cosas simples de su espacio
aquellos ñoquis de su cocina
la herencia de sus objetos
no son lo mismo de antes
ellos reclaman tu ausencia
aquellos vapores
a flote de sus hervores
el caldero de los sabores
en esa urdimbre
la trama de tus amores
tejiendo abrigos a montones
vacío el tiempo
hoy se sienta en sus sillones
eran dos más yo recuerdo ese
en sus dos caras
los sillones
refugio de alegrías y dolores
el silencio se extendía en el verso
un renglón en blanco anunciaba su presencia
entre dos corcheas se percibía su tiempo
sigiloso caminaba entre mis márgenes
casi invisible se acercaba
yo le sostenía la mirada
más él no me decía
nada
sólo y vacío de palabras me dejaba…
froto el deseo
la
caricia del anhelo
en
los ocres del otoño
en
el verano intenso
cuando
llueven hojas
cuando
el verde es intenso
persiste
y perdura lo que quiero
“Se
equivocaban al decir que yo nunca sabía dónde acababa la película
y
dónde empezaba la vida. Un guión debe tener lógica y la vida misma
no
la tiene… La vida es un guión estúpido.”
Humphrey
Bogart, La condesa descalza
Nota:
figura como epígrafe en el libro “El secreto de Marcial” de Jorge
Fernández
Díaz.
He
visto cientos de películas de las llamadas serie B, de guerras, de acción, de
suspenso, de terror…aclaro que soy flojo de memoria para recordar nombres de
actores y directores, incluso de los títulos, más puedo afirmar que tengo
cierto acervo cultural cinéfilo y un cúmulo de memoria inconsciente en algún
back up de mi mente. Esto me permite
cada vez que veo un film o serie tengo la capacidad de anticiparme al
guión, es como si escribiera la historia mientras la estoy viendo, de lo que
deduzco que leer la película es también escribirla o por momentos
re-escribirla.
He
mejorado en mi crítica, hay algunas que hoy abandono a mitad de camino, a veces
con la propaganda exagerada del “tú puedes” similar a algunos libros de
autoayuda.
Tal
vez por ello tenga, sin darme cuenta, un formato cultural que me han
implantado. Algunas imágenes impresas de mi adolescencia o juventud, entre
otras, de aquellos Chiricahuas y otras cuestiones…