domingo, 28 de abril de 2024

Desamparos o el piso inestable.

 


                                                           Yo sé que las palabras en su trama han tejido el abrigo

                                                           de mis desamparos, un refugio que en su inicial desnudez

                                                           y en su  extraña paradoja han alimentado también mi osadía.

 

Recuerdo  la intemperie de aquella  adolescente soledad

esa  inundación de  lluvias trasnochadas y de otras olvidadas

no quiero sentir el frío de los leños apagados en los desiertos de antaño

el día en que los caminos se embarraron -la ruta imposible por un año-

no quiero escuchar los perros que lloran la presencia de sus amos

esos pájaros monocordes del camposanto el viento que silva sus impacientes ansiedades

las biromes vacías  los lápices quebrados los colores apagados

las hojas amarillas las flores de plástico los sueños blancos

los parásitos pensando los insomnios desvelados

 

 

Desnudo entre las nubes el poeta camina confiado

el barquito de papel no le teme a los naufragios

me detengo en el límite de mis obstáculos

no avanzo más allá del alcance de mis pasos

hoy aquí y ahora el hombre de carne y hueso

en esta mañana percibe que la  vereda mojada no se aferra a sus zapatos

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