jueves, 7 de diciembre de 2023

Ejercicios artísticos.

Soy un artista vocacional, entre mis obras, mejor dicho entre mis ejercicios artísticos prima la escritura y la escultura, de  esta última tengo rústicas producciones con terminaciones poco geométricas que no disimulan sus imperfecciones, todo hecho a mano, a pulmón, a golpes y entusiasmos.

Creo que  en el arte de la escritura  acontece lo mismo, lijo las palabras, las pulo, las esculpo, les doy forma, las hago y las deshago, preparo bocetos, llevo apuntes, garabatos, las tacho, las altero, les pongo asteriscos, las oscurezco y las aclaro, las pinto, las imagino, las callo…

Uno cree que al final de aquellos ejercicios conquistaremos cierta calma, como si esa construcción fuera una especie de talismán, un amuleto contra el “mal de ojo” como diría mi abuela Josefa María;  un quitapesares que nos diera ese poder de inmunidad contra cualquier incertidumbre.

Pero resulta que dichos productos, tanto al principio –vaya a saber uno porque necesidad- como al final de los mismos, acabaremos en la misma intemperie inicial. Sólo por un momento sentiremos esa fugaz e inmensa sensación de plenitud. Creyendo en ello no podemos dejar de buscar otros nuevos ejercicios.

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