jueves, 4 de agosto de 2022

El café.

 


Una buena taza de su negro licor, bien preparado, contiene tantos problemas y tantos poemas como una botella de tinta.
Rubén Darío

 

Mi amigo Roberto siempre menciona una mnemotecnia  referida a esta noble infusión, lo dice con énfasis médico, basado en la observación y además con cierta intención pedagógica. CAFÉ, la “c” de caliente, la “a” de amargo, la “f” de fuerte, y la “e” de escaso.

El café humeante inunda con su perfume los ambientes cálidos, es aquella argamasa que une a las personas, construye un diálogo sincero entre amigas y amigos y hace interesante aquellas tertulias, suspende por momentos las creencias, uno aprende a verse y a ver con los otros y de los otros.

Deambulamos por los bares buscando el café perfecto como la charla busca esa palabra impecable. Saboreamos el encuentro, el contacto humano, ampliamos el horizonte y esa aventura de pensar se aventura a re-encontrarnos.

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