lunes, 20 de enero de 2020

Reflexiones.




El exceso de preguntas cansa, su ausencia embrutece.

Sin dejar de pensar, uno se fatiga  de muchos “porqués”.

A veces es interesante cambiar un “porqué” por un “para qué”.

Si la pregunta no tiene solución, deja la pregunta.

Cuando un interrogante tiene cien contestaciones o por al contrario secretos que esconden otros secretos, es muy liberador dejar la búsqueda.

Cuando tienes “los porqués” del sentido de la vida, el horizonte de tus ansias, en los tránsitos de tus viajes “los melones se acomodaran solos”.

A veces, para manipularnos, en algunas cuestiones nos dan sólo dos opciones.

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