miércoles, 28 de diciembre de 2016

Breviario.



Cada relato es un oxímoron perfecto, es realidad y fantasía, un misterio para darse cuenta y actuar en consecuencia.
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No hay verdad, hay verdades, desde allí transitamos por caminos de subjetividades, incertidumbres y complejidades, a mi modo de ver –ese  viaje- es apasionante.
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Tengo cien teorías, parecido número de teoremas conjeturales, en síntesis pocas certidumbres.

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lunes, 26 de diciembre de 2016

Cuando me leen.



A veces la devolución es una palabra
a veces una frase que me impacta
a  veces dos  renglones que amplían mi(s) sentido(s)
a veces un silencio de conjeturales motivos

siento otro que re-escribe
siento una imagen en otro espejo
siento otra mirada en mis escritos
siento que llega a un puerto mis barquitos

resonancias de aquellas aguas
cuando alguien cruza por mi río
en un ir y venir  por los renglones
tengo más coraje y ya no soy el mismo

a través de esas experiencias
miro más lejos siento que camino
y en mi inquietud, aclaro, desvelo
estoy alerta, diferencio, percibo

mientras estamos siendo
tu lectura me completa
aquel instante me cuida y me acompaña

es una voz lejana que  inspira mis motivos… 

jueves, 22 de diciembre de 2016

Intolerancia al Impuesto a las Ganancias.


                                                                                              A Moni.
Las mujeres y los hombres grandes están repartiendo sus ganancias, miden sus fuerzas, ponen sobre la mesa  sus distancias (?), mucho poder y poco saber, es este  juego de cartas, como en el truco quieren ganar la primera y no tienen nada.

Por abajo o por el medio las mujeres y los hombres transpiran sus labores y se achican sus frutos y sus gangas, la soga se estira y todos participan de la cinchada.

Yo soy jubilado y tengo intolerancia al impuesto a las ganancias, todo empezó con un hallazgo pequeño, una verruga que se me instaló en una de mis plantas, mi doctora me  dijo  que era estrés, que algo o alguien me molestaba, que esa verruga encarnaba algún inadmisible, injusto e insufrible dolor de mis entrañas.

Otro indicador de dicho problema metabólico, fue que descubrí cierta intransigencia con las harinas, motivo por el cual comencé a comprar alimentos Sin T.A.C.C. es decir sin trigo, avena, cebada ni centeno, tal vez porque le habían sacado las retenciones a alguno de estos  cereales y yo modesto ex agente del estado  pagaba  impúdicos gravámenes.

En mi recibo,  en la columna de los descuentos figuraba todos los meses esas descomunales extracciones, no había ni siquiera compensación alguna, aunque fuera un aumento no remunerativo que mitigará  los  dolores y somatizaciones que tal situación  en variados malestares me provocaba.

Yo propongo para tales desequilibrios  que a los específicos  contribuyentes le incorporen  una nueva asignación denominada “Nervocalm” , nombre que remite a un medicamento compuesto por una gran combinación de hiervas, a saber, Valeriana, Pasiflora, Melisa y Tilo , remedio  que ya figuraba  en la bibliografía de Mafalda, cuando su padre tomaba dicho  tranquilizante en los días negros y aciagos de su compleja cotidianeidad. 

La citada propuesta sería acreditar en  la columna de haberes de los pasivos un 5,50% de su sueldo para poder comprar dichos psicofármacos, que a juzgar por el gravamen en cuestión se necesitarían  importantes cantidades  para alcanzar cierta paz y tranquilidad,así como una disminución de la ansiedad,  en consonancia con las cercanas fiestas de este fin de año.

Pensándolo bien creo que este proyecto no va a prosperar, los platos de la justicia ciertamente están desbalanceados, no creo que los jueces vayan a pagar lo que nosotros ya pagamos.


Ruego no tener otras alergias, descomposturas o enfermedades psicosomáticas, por esta intolerancia al Impuesto de las Ganancias.

Entre dos.



Salimos de dos sueños,
entre dos sábanas,
entre dos cuerpos que se aman

entre dos sedas que se tocan,
entre dos vigilias que se despiertan
en una inesperada mañana

entre dos historias que se encuentran
entre dos relatos entre dos verdades
entre dos lanas que se traman

entre dos miradas
entre dos silencios
entre dos movimientos de una danza

entre dos instantes
que por un momento

en uno se quedaba

domingo, 18 de diciembre de 2016

Síndromes extraños.



Aquel parásito de insomnio
anoche me ha picado
un mosquito ha sido el emisario
por no haber descacharrado
las aguas inquietas
que por los patios he dejado,
mis ideas tienen fiebres altas
inquietudes de silencios alterados,
sé que me curo sin hacer nada
difícil la terapia de vaciarse
de no hacer y no  esperar nada,
los delirios aparecen
entre sueños inconstantes
entre líneas consulto los oráculos,
la mente corre por esa autopista circular
repite sus curvas y sus rectas
ocupa el  tiempo en su constante,
ella cree en sus ritos habituales
en las creencias que ha grabado
es difícil convencerse de estar equivocado,
mientras el cuerpo desea
olvidarse de los slogans  recitados,
las perezas y los cansancios

contradicen las energías del verano

sábado, 10 de diciembre de 2016

Lápiz y papel.



Llevo una hoja blanca
un lápiz de punta afilada,
patrimonio inmaterial
de un escribiente,
mágico papel que puede ser
pelota, grulla, barquito u avión,
juego de mis juegos aquellos signos
relato breve, cuento, carta
novela de aventuras o de ficción
poema, relato o canción,
viejo acompañante de mis años
en todos los lugares donde voy,
yo veo contigo el mundo
aquel distante horizonte
lo posible y lo imposible
verdades y múltiples percepciones

las complejidades del amor

viernes, 9 de diciembre de 2016

Pródromos.



Será hermoso el día,
se ocultará el sol,
tendremos luna llena,
mañana saldrá de nuevo el sol

las siembras y las cosechas
respetarán la ley de las estaciones
y  por el momento las montañas

no cambiarán de ubicación

martes, 6 de diciembre de 2016

La importancia de los sinónimos y de los antónimos.


Una amiga de letras me decía que los sinónimos no dicen lo  mismo, aunque las palabras denoten cosas similares, quizás porque cada palabra, como acontece con los seres humanos, tiene una naturaleza e historia personal; aclarada esta particularidad que nos permite aceptar nuestras incompletas terminaciones  y el correlato de sus límites, entre ellos, la imposibilidad de una comunicación perfecta.
Por los motivos antes expuestos, uno se  acerca a las verdades haciendo algunos ensayos,  en términos de escribientes, algunos borradores y sus modificadas versiones, poner la vida en palabras es eso, una aproximación a lo real, a lo simbólico y a lo imaginario. Un secreto valioso es darse cuenta y hacer con ello, algo al respecto, escribir por ejemplo.
Uno puede saber el porqué y el para qué de algunos términos, después hay que ponerle el cuerpo, hacer de la idea una práctica, sentir como fluye el movimiento, elegir los necesarios ejercicios del propio universo.
Vuelvo a los sinónimos y a los antónimos, me apasiona esa relación, parece una partida de ajedrez de dispares estilos, estrategias y contrastes, sería interesante discriminar ese ying y ese yang y luego aceptar y reconocer como viven en uno esos claroscuros. A simple vista parecen blancos y negros pero nosotros sabemos en lo profundo de su piel – si es que tienen cuerpo- que son más diversos.
Admitamos cierto pragmatismo para vivir menos alienados, considerando no llevarlo al extremo de lo insensible y de lo inhumano. Siendo más concreto, es saludable diferenciar estar hipotónico que estar hipertónico, desde allí podremos distinguir cuando estamos en un momento de eutonía, es decir equilibrados.  Puede ser vital diferenciar si tengo energía o si carezco de ella en algunos instantes,  aunque el concepto pueda parecer algo inmaterial. La sensación subjetiva puede tener un paralelismo aproximado a lo real; lo curioso de todo esto es que, sintiendo estas cosas uno puede hacer algo al respecto, por ejemplo descansar o estar en actividad.
Curiosamente el origen de la palabra emoción tiene que ver con “mover”, algunos lo conceptualizan como impulsos para la acción.
La capacidad de diferenciar es muy  importantes para la salud, física, mental y espiritual (en el sentido humano y no religioso del término) entre ellas y de mayor a menor y de  lo simple a lo complejo,  distinguimos:
lo cómodo de lo incómodo, lo agradable de lo desagradable,  lo relajado de lo agarrotado,  la debilidad de  la fortaleza, lo resentido de lo apreciado, el dar del recibir, la necesidad del deseo, la confianza de  la des-confianza, estar centrado o estar des-centrado, de estar motivado a estar des-motivado, entusiasmado o deprimido, de ver las divergencias de  lo importante a  lo urgente, de  lo real a  lo irreal, de lo posible a lo imposible…o como diría Daniel el quid es discriminar “aserrín de pan rallado, gordura de  hinchazón”…

Antes de elegirlos, me refiero a los sinónimos y los antónimos, es cuestión de ver como se relacionan,  sentirlos, permitirles el diálogo, que pongan en juego la palabra, porque se sufre cuando ellos se callan…

viernes, 2 de diciembre de 2016

La dificultad de ser coherente.



                               “Hay gente que funciona como una escopeta de perdigones: piensa una cosa,
                               siente otra  y sus actos se dispersan sin dirección.    Walter  Riso.

La coherencia es una cualidad que presenta una conexión o relación interna y global de distintas partes entre sí.  Remite a la  relación, unión, ligazón, contacto, adherencia, lo contrario, lo opuesto sería la incongruencia, lo desacorde, lo inconsistente, lo fragmentado, lo desvinculado.
De todo ello se desprende lo  engorroso y difícil que   resulta ser coherente, alinear la acción, el pensamiento, el sentimiento y la expresión. Convengamos que esto no ocurre con la frecuencia deseada, y es más, habitualmente desconocemos esa unidad y nos encontramos durante largos tiempos divididos y aislados.
El autoengaño suele ser tan elaborado y prolijo que cursa invisible e inconsciente y logramos darnos cuenta de algunos momentos de aquella plenitud,  de totalidad integradora,  ante una reveladora y ocasional experiencia, es decir nos asombramos cuando sentimos esa presencia, pero no reflexionamos mientras dura  su ausencia.
Las creencias responden como un estímulo condicionado, y cursamos una sobre-adaptación a mandatos o libretos sociales, a cierta hipocresía instituida y naturalizada, contraemos una enfermedad asintomática, sin signos ni señas ni manifestaciones.
Nos falta cierta clase de resistencia, el acostumbramiento a los dobles mensajes y el comportamiento políticamente correcto hacen natural lo innatural. Prueba de ello es que en una época de tanta eficacia y eficiencia  resulte  anormal dormir una siesta, cuando se está cansado, cuando me permito darme cuenta que estoy cansado, cuando no aprendemos a decir “NO” cuando hay que decir “NO”.
Tendríamos que tener un  plan  estratégico, entrenar a nuestro yo-observador como un director de orquesta, con una super-mirada a escala humana. Tal vez con un metrónomo y un diapasón en mano, podríamos afinar los instrumentos, coordinar las entradas y los tiempos, para que aquella armonía –la coherencia- nos invada. Así como acontece con la música,  jugar con   los altos y los pianos, tener las voces del coro con matices, alternativas, y espacios para los silencios, la emoción de los vientos, la sensibilidad de las cuerdas, las advertencias de la percusión, el intelecto de los  pentagramas, la expresión etérea que perfuma la sala, los lugares más cercanos…
Es tan claro ese instante de coherencia, tan brillante tus ojos a juzgar por el brillo de otros ojos, como si un espejo nos devolviera un aliento, una caricia, una percepción extraña del objeto. Uno puede darse cuenta de los ojos que ad-miran,  aquellos que observan con buena mirada y en silencio te animan, y tú tienes esa maravillosa lectura de sus semblantes.
Eso que acontece de vez en cuando, que queda como una postal en tu memoria aparece de repente, es un acto lleno de conciencia en  un lugar de tu cerebro no tan transitado que se colma  de luces y de focos y   eterniza esa paz, aquel resplandor,  la serenidad, el sinceramiento interior.
La coherencia, esa iluminación y claridad, es un todo donde la suma de las partes están en el espacio indicado y en el tiempo preciso, y esas partes juntas son más y mejores que cuando están aisladas.
Ese momento intenso lo siento en el cuerpo, cuando puedo expresar con la palabra, con la palabra justa, impecable y apropiada, en el momento justo y con el ánimo en concordancia, lo que siento, lo que pienso, lo que hago,  lo que sueño, lo que percibo y necesito. Tal vez por diferencias con otros estados, nos percatamos entonces de las emociones que nos impulsan y  nos inspiran y aquellas otras que nos detienen o nos estancan.
En ese goce gratificante el miedo desaparece y una tranquila osadía nos acompaña. Yo sé que es una chispa, un relámpago, un instante, un arte momentáneo, la valentía no es un estado permanente.  El sistema con su control y eficiencia nos hace burócratas insensibles, obedientes, la historia sabe de estos peligrosos hombres y peligrosas mujeres estandarizados, las máquinas y los robot no tienen corazón humano.
La norma, el deber ser se impone sobre la creatividad, los pactos de ternura, la actitud amorosa, el buen trato, aquella necesidad de ser afable, y es allí donde no discriminamos entre lo real y lo irreal, lo posible y lo imposible, lo trivial y lo importante.
Tal vez ahondar en los picores,  en esas quejas de los mal-estares , en los divorcios que a veces tiene la razón y el sentir, el bucear alguna incomodidad, enfrentando las pequeñas cuotas de frustraciones que tributamos, nos permita hace algo chiquito, pero algo al fin, sobre nuestros vacíos e incongruencias, pensando hoy lo que podemos  hacer hoy. Cambiar una palabra, una acción, un discurso, quizás después más tarde nos animemos  a decir lo que corresponde a quién corresponde y serenos  podamos caminar por el mundo y verlo de mi particular manera.
Tal vez podamos  diferenciar la queja de afuera a esa queja interna, y esa diferencia nos ayude a encontrarnos.