viernes, 3 de junio de 2011

Yo me lleno contigo.

Yo me lleno contigo
¡allí en nuestros recipientes vacíos!

dónde no alcanza la poesía,
en el silencio que deja la palabra perdida

en la ausencia que tiene este papel
que deja para mañana lo que olvida

yo me lleno contigo
en la pereza de los domingos

yo me lleno contigo
cuando el tablero urbano de rectas nos asfixia

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El extranjero.

…el extranjero es uno mismo…Freud


¿es el otro?, su idioma, su pensar,
la forma y el modo de enunciar,

¿somos otro en otro lugar?
¿quién es el extranjero?

y ese extrañamiento de nosotros,
esa zona desconocida de un viejo-nuevo territorio

¿consentimos la confrontación de su mirada?
aceptación y rechazo, confianza y recelo

abandonando la neutralidad
sostenemos los mojones

mientras la piel –permeable y fina-
extiende día a día sus fronteras imprecisas

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Convivencia.

El hombre estuvo
“sentado entre dos sillas”
en el espacio pequeño
que dispuso la familia,
entre dos columnas
reducidas
en el umbral de su horizonte,
cuando el amor era
un migrante indeciso,
cuando supo torpemente
de otra escuela
de otro mundo que existía

y sintió abrir sus laterales, ensanchándose también sus ojos, mirando más allá de sus espejos, ampliando los márgenes, las orillas, usando sus maderas para nuevos fuegos

afinó el lenguaje,
la métrica de sus días,
la lógica de sus labores,
analizó los rasgos
de su caligrafía,
animado por un sueño
desanudó los hilos
que le precedían,
se desprendió de los abrojos
de su andar, tarareando poesías

él estaba a su derecha , la zona que más quería, a la izquierda -su otro yo – a quién reconocía, sentado entre los dos –un tercero- que siempre pagaba lo que salía la comida.

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