sábado, 19 de febrero de 2011

POEMARIO: LA(S) PALABRA(S).

 LA PALABRA.
 La palabra, ese cuerpo...
 El hilo y su trama.
 Perfumes.
 Esmeros Vanos





“…Por eso cada palabra dice lo que dice y además más y otra cosa.”
Alejandra Pizarnik


“…Son antiquísimas y recientísimas…Viven en el féretro escondido y en la flor apenas comenzada…Qué buen idioma el mío , que buena lengua heredamos de los conquistadores torvos (…) Por donde pasaba quedaba arrasada la tierra…Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como
piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes…, el idioma. Salimos perdiendo…Salimos ganando…Se llevaron el oro y nos dejaron el oro…Se llevaron todo y nos dejaron todo…Nos dejaron las palabras.” Pablo Neruda




LA PALABRA.

Tú eres plural, pero te nombro singular, en tu femenina figura
con tus livianas sedas transparentes de aquellas primaveras

yo nado en la orilla de tus aguas
en el mar que alcanza mi brazada

no me resigno a tenerte
-aunque todos te poseen-

de tu cuerpo puedo dar cuenta,
tan bella y expuesta, tan secreta

¿quién delata, debela, desviste, despeina?
¿quién escribe? ¿quién vive? ¿quién sueña? ¿quién espera?

hay un misterio en nuestras miradas:
me mira, la miro, nos miramos…

te muestras clara en la pizarra
en el renglón blanco imaginada

te cuido, te comprendo, te respeto,
confías, me aceptas, me aprecias

yo sé también, a pesar del amor de mi ceguera
que tú destruyes y construyes del mundo las murallas

me consta el balance perfecto de tu universo
la alquimia de tus secretos inventos

sin tu cuerpo no hay movimiento
sin ti no hay emoción ni pensamiento

no hay lugar prohibido
para entrar a tus espacios

tienes una lúdica sonrisa en tus paradojas
el fino humor del oxímoron


vuelvo a la crónica urbana de tus preposiciones
a los gerundios de todos mis días


sé que mis verdades son pasajeras
soy esclavo de tus múltiples vocablos

¿Cómo sería el mundo sin palabras?
¿Qué sería de mí si te ausentaras?

Ah!!! ¡si estuviera prohibida la escritura!
cenizas de papel al viento sólo sería

el reloj de arena no recordaría sus tictaques
el río sería eternamente río, tristemente inmutable

ah!!! si los símbolos durmieran
eternas estaciones



La palabra, ese cuerpo...

Ella: seductora y atractiva
se impone en sus renglones

a veces tiene un gesto
que desmiente lo que expresa

un tono que denota
una mentira

otras es tan clara
de transparente esperanza

otras esgrime sus armas
le tuerce un brazo a la injusticia

por momentos salta y juega
en la rayuela de su abecedario

enmudece y recuerda sus ausencias
circula entre huellas sin ninguna certeza

se sostiene en el vacío
entre líneas, en los márgenes, en los bordes invisibles

es etérea
y está en los mármoles

desciende o asciende a toda altura
se congela en los estantes

la irónica, la repetida, la vacía
la osada, la tímida, la justa…



El hilo y su trama

Ah!!! si yo pudiera tejer las palabras
igual que tus lanas rescatadas
enhebrar los hilos invisibles de esta trama
hacer abrigos con recortes de otras mayas,
traducir aquel banquete de pasiones
o la pulsión de los objetos indecibles,
estacionarme a la sombra de tus girasoles
en la energía de aquellos luminosos veranos,
me choco con tus ocultos hilos
enredado en las madejas de mi urdimbre,
mi cuerpo se acerca a nuestro amoroso encuentro
- en silencio- esperando escuchar tu voz

Perfumes

Siento la palabra en ese perfume que queda y persiste
en ese olor que deja cuando se va,
después nos queda otro aroma, propio y personal
que cada cual construye con sus tránsitos,
un almacén de aromas y tal vez hedores
somos al fin los seres humanos,
damos y recibimos fragancias, bálsamos y esencias
y así llenamos el mundo de sentidos
nos llenamos de potencias y riquezas.


Esmeros vanos.

El agua del tiempo ha limpiado mis palabras oscuras,
en los descansos pulo las de plata,
fabrico con los humos las etéreas,
preparo aquellas sabrosas en las fiestas,

más ellas se escapan a jugar con sus verbos
en el claroscuro de sus universos
se arraciman, se entremezclan
se apiñan en los cuadernos

y vuelven hechizadas, delirantes
frenéticas y extasiadas a mi encuentro
y yo vuelvo a mis talleres
a afinar aquellos instrumentos

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