domingo, 26 de diciembre de 2010

Dormir y despertar.

A la Gracia de Graciela.
Me he quedado un rato en ti,
entre las piernas de tu duermevela,
en esa pereza del domingo
después de las fiestas,
cuando los pájaros sostenían sus palabras,
en el insomnio de nuestra mañana,
en las ganas de quedarnos
en los remolinos que el tiempo nos regala;
mantuvimos el hechizo sin decirnos nada,
-yo sabía que tu cantabas-
mientras yo escribía
en la ondulante espalda –sobre una línea larga-
entonces tu te dormías
y yo me despertaba.

jueves, 23 de diciembre de 2010

¿Quiénes …?

¿Quiénes te siguen hasta el límite de esas fronteras?
¿Quiénes te acompañan en los márgenes del coraje?

¿Quiénes quedan cuando tus fósforos se desvanecen?
¿Quiénes siguen el camino cuando las luces se apagan?

¿Quiénes resisten desde los rincones escondidos?
¿Quiénes se mantienen en los desbordes?

¿Quiénes en la desmesura de su corazón
sostienen el ideario de sus pasiones?

¿Quiénes reconocen sus envidias y mentiras,
los incendios, los naufragios y sus inundaciones?

¿Quiénes ponen sus heridas al sol
en la terapia de sus pesares?

¿Quiénes hacen cuadros brillantes de sus pálidos reflejos?
¿ Quiénes mantienen las posturas personales en sus ejes?

¿Quiénes siembran sus opacas verdades
en el surco blanco de sus renglones?

sábado, 18 de diciembre de 2010

Reunión de maestros.

Me agito
me trastorno
enfatizo con vehemencia
me entusiasmo, me asombro
me excito, me apasiono, me desbordo
transpiro, palpito, me contraigo, me descontrolo…
y voy del verde al rojo
del sueño a la idea a la escuela
al contacto de mis preferencias
a mojar las semillas de las cosas nuevas
a sembrar juntos aquellas desconocidas tierras
- después igual a un niño-
me relajo, me alivio, me embeleso
cuando el amor me alimenta

Conciencia de caminante.

Señalo con el pulgar el lugar de la utopía,
le escribo cartas los días de tormenta,
salgo al parque a ver
los monumentos de la historia,
las palomas muertas,
los pájaros que recién empiezan,
los leños que han caído,
los brotes que despiertan,
los caminos de las hormigas,
los verdes de la siesta…

el enemigo siempre me sorprende
sin mi temible lápiz de madera,
es ahí, cuando el dolor de su espada
me atraviesa,
llamo a los dioses y a los diablos
pero ellos se confunden y hacen componendas,
con las heridas a cuestas,
llego a mi casa
y un papel de esperanza
me blanquea.